El cáncer y la alimentación.
Existen evidencias que indican una fuerte asociación entre ciertos tipos de cáncer y la obesidad. Estos estudios han demostrado que los hombres obesos, que además son fumadores, tienen mayor riesgo de presentar cáncer de colon, recto y próstata, mientras que las mujeres obesas son más propensas a sufrir cáncer de vesícula, de mama, de útero y de ovarios.
Cuando la dieta se basa en alimentos refinados y de origen animal, la mayor incidencia de cáncer se explica por el aumento en el tiempo de digestión y el aporte elevado de colesterol y grasas saturadas. En esas condiciones, las bacterias del colon tienen oportunidad de producir un mayor número de sustancias cancerígenas, que afectan a la mucosa y le producen un estímulo de crecimiento que puede inducir al desarrollo de pólipos neoplásicos (tumores) que más adelante pueden derivar en carcinomas.
Prevención
Los carotenoides (pigmentos naturales) y las Vitaminas A, E, C( El ácido ascórbico) y el ascorbato protegen al cuerpo de la oxidación, ya que son antioxidantes.
Un consumo adecuado de vitaminas con actividad antioxidante ha demostrado tener un efecto protector sobre las enfermedades crónicas degenerativas, incluidas la arterioesclerosis (acumulación de grasa en las venas), el cáncer y la enfermedad cardiovascular.
Datos de estudios recientes con respecto a la dieta y nutrición mostraron que el consumo de frutas y vegetales es un factor decisivo en la reducción de riesgo en la aparición del cáncer (Van Duyn y Pivonka, 2000).
Hay más de 60 flavonoides (contenida en cítricos, entre otros) que poseen una amplia gama de propiedades, lo que incluye actividad antiinflamatoria y antitumoral, inhibición de la coagulación sanguínea y actividad antioxidante potente (Craig, 1997).
El consumo de cantidades elevadas de tomate y las concentraciones de licopeno (pigmento vegetal antioxidante) en sangre, son los principales protectores contra cáncer de páncreas, colon, recto, esófago, cavidad bucal, mama y cuello uterino (Giovannucci, Tomatoes….1999)
Alimentos ricos en…
Vitamina A |
Vitamina E |
Vitamina C |
Flavonoides |
Licopeno |
Hígado |
Germen de trigo |
Naranja |
Vino tinto |
Tomate |
Aceite de hígado de bacalao |
Semillas de girasol |
Limón |
Soya |
Jitomate |
Zanahoria |
Aceite de girasol |
Toronja |
Espinacas |
Pimiento |
Margarina |
Almendras |
Pimiento |
Fresa |
Sandia |
Pate de hígado |
Avellanas |
Coliflor |
Naranja |
Papaya |
Berros |
Nuez |
Rábano |
Uva negra |
|
Caviar |
Maní tostado |
Col |
Lechuga |
|
Espinacas |
Aceite de soya |
Espinacas |
Col |
|
Mango |
Frijoles de soya secos |
Plátano |
Brocoli |
|
Almejas |
Salvado de arroz |
Manzana |
Toronja |
|
Tomates |
Habas secas |
Melón |
Limón |
|
Quesos curados |
Salvado de trigo |
Sandia |
||
Uva |
||||
Apio |
||||
Fresa |
||||
Pera |
||||
Piña |
||||
Aguacate |
||||
Mango |
Como puedes notar hay algunos alimentos que contienen no solo una vitamina sino varias, por lo cual es importante que incluyas en cada comida uno de estos alimentos.
El beber té verde puede también ayudar a prevenir el cáncer (Imai, 1997). Una dosis de té negro o verde induce una elevación significativa en la actividad antioxidante (Leenan et al., 2000).
Además, una lista completa de alimentos antineoplásicos incluirá frutas o vegetales de color verde oscuro, amarillo y naranja, uva roja, vegetales crucíferos, jugo de naranja, tomates, aceite de oliva y canola, ajo, leguminosas y granos enteros.
Alimentación durante el tratamiento
Los pacientes con cáncer, en especial aquellos con pérdida de peso, tienen tasas más elevadas de oxidación de lípidos. El incremento en el consumo de grasa puede ayudar a evitar pérdidas adicionales, o incluso a incrementar el peso corporal en estos pacientes (Korber et al., 1999)
- Un mejor estado nutricional también reduce los efectos secundarios, fomenta la rehabilitación y mejora la calidad de vida.
- La desnutrición puede potenciar los efectos tóxicos de los fármacos antineoplásicos.
- En un estudio pequeño, el consumo diario de Bifidobacterium lactis incrementó la función inmunitaria natural en adultos mayores (Aruna-chalam et al., 2000). El uso regular de yogur y otros alimentos naturales puede ser útil.
- El paciente debe comer más si presenta fiebre o tiene una fuerte infección.
- Si es necesario realícense cinco o seis comidas pequeñas al día.
- Proporciónense complementos de vitamina B6, ácido pantoténico, ácido fólico, vitaminas A, E y C (Blot, 1993; Bass y Cox, 1995)
- Controlense los azúcares simples en caso de intolerancia a los carbohidratos, y con tratamiento con corticoesteroides.
- Mantenga una buena hidratación.
- Para pacientes en etapa terminal, el mejor tratamiento será el cuidado paliativo, apoyo emocional y comodidad. La hidratación es prioritaria más que satisfacer las necesidades diarias calóricas. (McCann et all., 1994).